Categorías
General

LAS RESIGNACIONES

 

 

Y sigo jugando e imagino que el tiempo es aquella madeja de otros textos o de los hilos de siempre y que este mes es la punta de uno de sus extremos, o que es la primera en la fila de las letras, o que es el más cruel y, por tanto, literario. Si no, no se explica este auge, esta vendimia, esta verborrea. Es como el ataque de la lluvia de hace un rato, ahí afuera, once pisos abajo y al nordeste. Se vino abajo como un río vertical y también como él sabiendo que solo una vez la misma agua. Así este marcapasos de grafías. Si no lo digo ahora y sin decirlo, solo con dejarlo sentado, casi de pie, en una encrucijada australiana: tierra quemada a la derecha, tierra por quemarse a la izquierda, tierra encendida al frente, tierra ya en ceniza a mi espalda. A estas alturas de mi bajura, todo lo que debo contar ya no cuenta. Nunca sabes lo que estás viviendo. Y cuando lo entiendes, también entiendes que es mejor imaginarlo, inventarlo, suponerlo. Es mejor preparar un emparedado existencial: una gruesa mezcla de rellenos de ficción entre la vida que vives y la que crees que viviste. Y ofrecérsela al vacío (o a ella que quieres que la lea), sosteniendo el pulgar lo más lejos de tu parte, para que no te alcance el mordisco.