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PEZ-ERA


Hoy desapareció el Viernes. Con mayúscula. La Vexi, mi roomate que partió a Jalisco, dejó atrás dos pecesitos: Robinson Crusoe (el caníbal) y Viernes (el esquivo). Hasta ayer en la noche la pecera era territorio agreste para que el primero diera con el segundo. Pero ahora en la mañana descubrí que sus fintas y esguinces no lograron mantenerlo en esta vida. También entendí que no solo los humanos matamos lo que amamos, sino que existen otras especies que eligen su estómago a su corazón y se comen su única compañía. Y lo más extraño: me recordó a mí, que elegí la escritura y no la conversación. O sea, comerme al interlocutor y quedarme con el soliloquio. Dentro de las paredes de vidrio de la ficción, engordando de letras.